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60th IFLA General Conference - Conference Proceedings - August 21-27, 1994

Colección, conservación y difusión de periódicos de la Biblioteca Nacional de Chile

Ursula Schadlich Sch.
Coordinadora, Relaciones Internacionales, Biblioteca Nacional de Chile


ABSTRACT

La ponencia tiene por finalidad informar sobre la colección de periódicos de la Biblioteca Nacional de Chile, su organización, tratamiento, las medidas de conservación y difusión encaminadas a evitar o disminuir el deterioro y destrucción de originales debido a causas ambientales, de almacenamiento o sobre uso del lector, concluyendo con las vinculaciones y proyecciones regionales posibles de establecer con otras bibliotecas nacionales del cono sur para coordinar esfuerzos a fin de rescatar la memoria regional conservada en la prensa local y regional.


PAPER

Colección. La Biblioteca Nacional cuenta con aproximadamente 65 000 volúmenes de periódicos nacionales que corresponden a 100 títulos en curso y a 10 000 títulos históricos. Incluye la colección mas completa e importante de periódicos del siglo XIX, que son testimonios únicos de períodos trascendentales de nuestra historia. Con stituyen una fuente documental indispensable para el trabajo de investigadores y estudiosos nacionales y extranjeros que visitan a menudo el país para consultarlos directamente.

Esta colección, bastante exhaustiva, fue posible formarla gracias a las disposiciones legales sobre depósito legal que favorecieron a la biblioteca tempranamente. La primera norma que impuso a las imprentas la obligación del deposito de dos ejemplares data de 1825, seguida por la Ley de Propiedad Literaria (1834) que aumentó este depósito a tres ejemplares hasta llegar a la situación actual que favorece a la Biblioteca con 15 ejemplares. La Biblioteca retiene 4 ejemplares, con dos se forma la colección de reserva que no puede en ningún caso darse de baja por disposición legal. Con otros dos ejemplares se conforman las colecciones de consulta al público, una encuadernada y otra por fascículos sueltos. Los restantes ejemplares se comparten con otras bibliotecas (Biblioteca del Congreso Nacional, p or ejemplo), o se destinan a establecer colecciones regionales y al canje.

Tratamiento que reciben las colecciones

Tratamiento físico. Por su particular naturaleza, el manejo y la organización de los ejemplares de prensa es uno de los más complicados o desagradables en las bibliotecas, sea por su formato dispar, la calidad del papel de impresión, la tinta tipográfica o el polvo que acumulan. Por eso, otras bibliotecas del país no se interesaron por mantener coleccione s retrospectivas. La Biblioteca Nacional se esforzó para hacer de su colección de periódicos, tal como decía el legislador, que le impuso la tarea de conservarlos, una especie de historia viva, siempre acrecentada, jamás detenida. Por lo pronto, se llevó un programa de ordenamiento por ejemplares seguido de una encuadernación en volúmenes por año.

En 1925, después de varios traslados, se construyó un edificio especialmente destinado a la Biblioteca Nacional, que actualmente ocupa. En este, a la sección periódicos chilenos se le asignaron almacenes que totalizan aproximadamente 1 100 mts2, con 1 800 mts. lineales de estanterías.

Cuenta con bodegas adicionales para duplicados en un local situado fuera del edificio central. Periódicamente estas bodegas son desratizadas y fumigadas para evitar la proliferación de insectos y larvas. El sistema usado es termoniebla. Tratamiento técnico bibliográfico. Hasta 1985 se le dispensaba uno muy simple. Consistía en una ficha descriptiva en que se consignaba el titulo, pie de imprenta, tamaño, fecha de inicio y término del título, si era del caso, y las existencias. Estas fichas descriptivas se complementaban con un fichero por lugar geográfico, de ciudad origen del per iódico, y del fichero topográfico del almacén en que se guardaban los volúmenes. Si bien sencillo, este sistema constituyó un registro confiable de existencias y dio la posibilidad de ofrecer un servicio organizado y razonablemente expedito por largos años.

Desde 1988 en adelante los periódicos se catalogan bajo las reglas Angloamericanas de Catalogación ed.II y Formato Marc, siendo registrados en la base de datos de la Biblioteca que utiliza el sistema Notis. Conservación de las colecciones. Las buenas condiciones climáticas del país, el razonable cuidado y el uso moderado de las colecciones de reserva, así como los incrementados espacios de almacenaje que ofreció el nuevo edificio de la Biblioteca Nacional, permitió durante un tiempo un crecimiento y vida bastante estables para la colección de peri&oac ute;dicos. Esta situación cambia a partir de los años cincuenta, en que comienza un período crítico para esta colección tan importante por constituir, en gran medida, la colección nacional de referencia única en el país.

Una mayor fiscalización del depósito legal incrementa el ingreso de ejemplares y copa el espacio de las estanterías. Esto, unido a restricciones presupuestarias que disminuyen el presupuesto de encuadernaciones y el del personal necesario para atender una creciente demanda del público, se refleja negativamente sobre la colección de periódicos. Se inicia un período caracterizado por una acelerada destrucción de ejemplares por sobreuso del público. La ausencia de personal profesionalmente capacitado a cargo de la colección permitió al público la consulta directa de colecciones de periódicos de los fondos reservados, causando deterioros irreversibles, a lo que más adelante se a&ntild e;adieron los estragos de la fotocopia indiscriminada. La Jefatura Técnica de la Biblioteca logró, a partir de 1984, llamar la atención de las autoridades de la Biblioteca y sensibilizarlas ante la gravedad de los problemas que amenazaban la conservación de las colecciones. Ello permitió imponer medidas restrictivas para la fotocopia de la prensa anterior a 1930 y de aquellos posteriores a 1930, pero que se encuentr an en mal estado de conservación (papel reseco, roto, arrugado, encuadernación suelta, etc.) Paralelamente se inició un programa de formación de los jefes de sección en conservación en el extranjero como también se capacitó a los niveles administrativos y de encargados o manipuladores de bodegas y responsables del transporte de los volúmenes.

Muy valiosa en este contexto fue la asesoría en conservación que se obtuvo a través de la Embajada de Francia en Santiago, que permitió la visita del señor Jean Marie Arnoult, del Centro de Conservación de La Sable, por tres semanas. Posteriormente obtuvimos una breve visita a la biblioteca de la señora Lourdes Blanco, del Centro de Conservaci&oacu te;n de la Biblioteca Nacional de Venezuela. La Microfilmación. La medida más importante adoptada por la Biblioteca para la conservación de sus fondos fue la microfilmación. En 1987 se inicia un programa de microfilmación sistemática de diarios. Ya se había intentado algo similar en 1966, apoyado por la Unesco, programa que fue descontinuado por falta de interés de la propia biblioteca . No ocurrió así en esta ocasión. De hecho se continuó el proyecto Unesco. Este había abarcado los periódicos chilenos de 1813 a 1839. El nuevo proyecto de la Biblioteca Nacional lo retomaba a partir de 1840 a 1900, tramo de la colección cuyo estado de conservación se encontraba comprometido debido a la mala calidad del papel, al tiempo y a la consulta, la que no se podía suspender totalmente sin ofrecer alguna alternativa, especialmente a los investigadores académicos.

Los objetivos planteados por el programa microfilmar la prensa chilena entre 1840 a 1900 para preservar su forma original y al mismo tiempo difundir su existencia y ampliar su accesibilidad a la consulta pública se logró ampliamente. Después de algún tiempo, los mas reacios se acostumbraron al uso del microfilm en reemplazo del original, en gran medida incentivados p or la posibilidad de obtener fotocopia del microimpreso. En 1993, mediante una donación del Gobierno de Japón, ascendente a US $ 235 000, le fue posible a la Biblioteca Nacional instalar su propio Taller de Microfilmación, como primer paso a la organización de la Unidad de Conservación que se abocaría a la tarea atender la conservación de las colecciones de la Biblioteca y asesorar a otras bibliotecas de l país cuyas colecciones estuvieran amenazadas.

Servicios a lectores

Consulta de periódicos en Sala. Utilizando la colección que se mantiene con este fin, la colección de periódicos reservados microfilmados, solamente bajo esta forma, en la sala de lectura de microcopias, para lo cual disponen del uso de 4 máquinas lectoras de 35 mm, de 4 lectoras para microfichas y 2 lecto copiadoras. Anualmente se atiende un promedio de 54 480 lectores en el salón de lectura general y de 3 206 en sala de microfichas. La consulta de originales reservados, aún no microfichados, fluctúan de 1600 a 2000 personas. Esto equivale a 75 715 vs. en la primera sala, 9280 microformas en la segunda y a 5417 vs. en la consulta de reservados.

Fotocopias. Solo autorizada con las limitaciones antes indicadas: anualmente 157 738.
Fotocopias de lecto impresora en sala de lectura de microfilm, 22 029.

Herramienta de acceso a la colección. Desde 1987 acceso directo en línea a la base de datos de la biblioteca. De 1813 a 1930 y el mes de septiembre de 1973 (período del golpe de estado contra Salvador Allende), en catálogo de la sala de microfilm. En la sala de lectura de periódicos general, el catálogo antiguo sigue prestando apoyo. Además se publican listados de títulos microfilmados para dar a conocer los títulos y existencias de periódicos microfilmados.

Vinculaciones internacionales. La Biblioteca Nacional de Chile forma parte del Cono Sur de la región. A pesar de los múltiples puntos de contactos históricos, culturales y económicos entre los países que lo integran, y, a pesar del consenso existente entre los profesionales de la bibliotecología que reconocen y proclaman la necesidad de la cooperaci&oacut e;n internacional entre las bibliotecas de la región, de hecho ella no existe. Su participación en los proyectos de ABINIA, la Asociación de Bibliotecas Nacionales Iberoamericanas en la conmemoración del V Centenario del descubrimiento de América, facilitó el acercamiento mutuo, pero no fue suficiente para echar las bases de una cooperación regiona l estable y significativa para el progreso técnico de las bibliotecas y de la información regional disponible.

La experiencia recogida por Chile en su intervención como Punto Focal Coordinador en la región para los proyectos ABINIA, le permitió interiorizarse y conocer mejor a sus bibliotecas hermanas de la región. Todas ellas disponen de colecciones de periódicos que son fuentes de información, no solo para el siglo XIX sino de importantes momentos de su historia contemporánea.

Toda vez que se plantea la posibilidad de un plan cooperativo internacional en este plano, se contraargumenta como escollo insalvable para llevarlo a cabo, las grandes desigualdades técnicas existentes entre los posibles participantes. Puede al contrario afirmarse que estas desigualdades son el mejor punto de partida para la superación de ellas. Ello llevaría a solucionar los puntos débiles para constituirse en base de una mejor organización y difusión sin distinguir fronteras entre las colecciones. Una forma de iniciar participación regional sería partiendo del inventario de existencias de periódicos, de donde podrían desglosarse otras formas concretas de cooperación, por ejemplo, la adopción de sistemas de procesamiento común, el intercambio de CDROM con las bases de datos de cada biblioteca, para nombrar algunos sub productos obtenibles de la actividad documental compartida. Desde luego, un programa de este tipo requiere apoyo externo a las bibliotecas involucradas, pero es un desafío que bien vale la pena intentar.