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To Bangkok Conference programme

65th IFLA Council and General
Conference

Bangkok, Thailand,
August 20 - August 28, 1999


Code Number: 017-157(WS)-S
Division Number: II
Professional Group: Art Libraries: Workshop
Joint Meeting with: -
Meeting Number: 157
Simultaneous Interpretation:   No

LAS REDES DE BIBLIOTECAS DE MUSEOS:
UNA HISTORIA CON FUTURO

Luis CASTRILLO AGUILERA
Museo del Prado - Servicio de Informática

Rosario LÓPEZ DE PRADO

Museo Arqueológico Nacional - Biblioteca


INTRODUCCIÓN

El mundo de los museos está cambiando. Desde hace ya algún tiempo, los museos han dejado de ser meros expositores de antigüedades para convertirse en centros de investigación y motores de divulgación cultural. Los profesionales de los museos han sido, lógicamente, los primeros y más afectados por este cambio, pero no los únicos: la situación ha abierto nuevas perspectivas a los investigadores, los docentes, los técnicos y, por supuesto, los bibliotecarios. Estos últimos han vivido el cambio al mismo tiempo que tenían que hacer frente a la gestión de una masa documental creciente y a la demanda de información cada vez más depurada. No han desaparecido, sino que se han incrementado los problemas tradicionales de selección, adquisición de nuevos fondos, rápida obsolescencia de la información, espacio limitado y escasez de recursos.

La introducción de las últimas tecnologías en los museos cambia radicalmente la situación y propone soluciones nuevas a los viejos problemas. Las actuales tecnologías documentales y de comunicación, no sólo pueden ofrecer la respuesta a las cuestiones que los museos se plantean desde siempre: de hecho, parecen creadas pensando en ellos. Las imágenes en movimiento, la restauración sin tocar las piezas, la manipulación de objetos tridimensionales, el acceso remoto a las bases de datos, las visitas virtuales, el transporte de piezas delicadas, los guías políglotas, la combinación de texto, imagen y sonido, en fin, la realidad virtual de un museo sin fronteras de ningún tipo, ya es posible.

Aunque todo -o casi todo- puede hacerse, no todo es igualmente simple. La utilización de técnicas diferentes a las tradicionales obliga también a plantearse otras cuestiones. Los profesionales de la información se convierten ahora en profesionales de comunicación multimedia y se crea un ámbito de trabajo que traspasa el recinto de la biblioteca para abrirse al exterior; desaparece el concepto de propiedad sobre la información y se acaba con el concepto patrimonial de la cultura. La sociedad exige el cambio, pero ¿qué ocurre cuando la biblioteca se ve constreñida por su integración en un organismo administrativo superior que no se muestra tan flexible ante los cambios?


Paper

COMUNICAR PARA COMPARTIR.

Está claro que las bibliotecas de museos no son una excepción en el mundo bibliotecario. Ninguna de ellas puede, por si sola, hacer frente al cúmulo de necesidades que se le plantean y ninguna de ellas puede eludir la exigencia de integrar, no ya nuevos soportes, sino nuevos tipos de información. A menudo escasas de recursos, apremiadas por la realidad y limitadas por sus condiciones, se ven en la encrucijada de someterse a una renovación radical o desaparecer por falta de adecuación al entorno.

La experiencia y el sentido común han enseñado ya que la solución más efectiva para esta clase de problemas está en la organización cooperativa. Comunicar para compartir parece ser la fórmula mágica para disponer de recursos que a priori no están al alcance de la mayoría de las bibliotecas; y es la única vía para aquellas que, además, arrastran problemas añadidos.

Las bibliotecas de museos se encuentran en un punto de partida ventajoso para la creación de redes cooperativas. La mayoría son bibliotecas de mediana y pequeña dimensión, muy especializadas, con funciones bien definidas, con fondos a menudos complementarios entre ellos y que comparten similares problemas, parecidas necesidades y, generalmente, idéntica situación administrativa. Con frecuencia están localizadas en la misma ciudad, ya que el museo suele ser un organismo más urbano que rural, y suelen disponer de recursos parejos. La mayoría de las bibliotecas de museos están especializadas en humanidades, por lo que las características de sus fondos son también bastante parecidas, y la terminología y puntos de acceso, idénticos. De hecho, muchas de estas bibliotecas ya llevan a cabo colaboraciones informales entre ellas, como son los acuerdos de canje y préstamo interbibliotecario y, con frecuencia, recurren a ayudas mutuas cuando necesitan solucionar problemas derivados del proceso técnico de los documentos.

Sin embargo, estas bibliotecas se enfrentan a circunstancias difíciles, sino adversas, para el establecimiento de redes cooperativas. Aunque orgánicamente se integren en museos, administrativamente suelen depender de un auténtico laberinto institucional, están mal dotadas de personal técnico, cuentan con escasos recursos, han heredado vicios de funcionamiento mantenidos durante décadas y no siempre gozan de suficiente autonomía. Pero, con todo, los peores problemas son los que se derivan de la falta de normalización de los museos y del sentimiento patrimonial que aún pervive en muchos de ellos.

A pesar de estos problemas, o mejor, precisamente por ellos, las bibliotecas de museos deben considerar la necesidad de incluirse en redes cooperativas si no quieren desaparecer por inanición o convertirse en meros apéndices del museo, con no más funciones que las de simples depósitos de libros. En medio de una sociedad competitiva, donde la palabra clave es "rentabilidad", no es absoluto una buena inversión sostener un rosario de pequeñas bibliotecas para dar servicio exclusivo a un minúsculo grupo de profesionales. Mantener una biblioteca no es barato: pronto se comenzará a cuestionar para qué sirven.

Las tecnologías de la comunicación ofrecen la posibilidad de crear y mantener redes sin grandes problemas técnicos ni económicos. Pero, para que exista un verdadero sistema cooperativo es necesario que funcione con suficiente agilidad; que integre por igual, y sin traumas, a todas las bibliotecas participantes y a su personal -no siempre con el mismo grado de cualificación y disponibilidad-; que cuente con un equipo profesional altamente cualificado para dirigir y controlar su funcionamiento; que posea el equipamiento básico necesario. Y, por supuesto, que tenga asegurado el apoyo y la colaboración de los museos.

Las alternativas tecnológicas para la creación redes pueden evaluarse (por comodidad para su estudio) en: INTERNET2 vs. INTERNET e INTERNET vs. INTRANET. Comenzando por la que representa una alternativa en un futuro próximo, las redes de bibliotecas de museos tendrán la posibilidad de utilizar una de las dos "internets" que existen en la actualidad, Internet, la de todos conocida y la Internet2, producto del esfuerzo para recuperar una red de investigación por parte de universidades y organismos públicos. La elección estará basada, más que por el deseo de las bibliotecas implicadas, por la disponibilidad que cada una de estas redes tenga en su territorio.

El otro concepto, INTERNET vs. INTRANET, plantea cuál es el modelo de desarrollo que pretendemos para nuestro sistema. Basándonos en INTERNET, el modelo es abierto, pudiendo acceder a la información de la red y a sus servicios, toda la comunidad de internautas. Por otra parte, una INTRANET, basada en Internet, a la que solo accediesen usuarios de las bibliotecas de la red, representa un modelo más cerrado y con ventajas profesionales, derivadas de la privacidad.

En conclusión: recursos compartidos, especialización, mejores servicios, mayor difusión, más facilidad de acceso a la información, más rentabilidad, trabajo cooperativo y política común de adquisiciones llevan claramente a las redes de bibliotecas. La cuestión es: ¿cómo hacerlo?

CUESTIONES PARA DEBATE

1. Definir las funciones de las bibliotecas de museos. ¿Qué funciones tienen las bibliotecas de museos? ¿Son fundamentalmente de investigación o de divulgación? ¿Se pueden simultanear ambas funciones? ¿De qué manera afectaría esta medida al tratamiento técnico de los fondos? ¿Y a las instalaciones? ¿Pueden coexistir en un mismo espacio investigadores y público en general?

2. Características de las redes de bibliotecas de museos. ¿Qué aspecto debe primar en la organización de la red? ¿Es aconsejable que se estructure por especialidades, agrupando bibliotecas de diferente situación administrativa (por ejemplo, universidades con ministerios, centros de investigación con instituciones privadas) ¿Será más operativo agrupar las bibliotecas por situación administrativa? En este caso ¿qué ocurre con las bibliotecas de museos que pertenecen a organismos privados y fundaciones?

3. Definición de la red. ¿Qué tipo de red es la idónea para esta clase de bibliotecas? ¿Optaremos por alternativas tecnológicas avanzadas que exijan un esfuerzo de modernización de las estructuras existentes o trataremos de amortizar las inversiones del último decenio?. ¿Optamos por un modelo abierto, "cara al público", o por otro cerrado, que favorezca el uso profesional? ¿Caben modelos intermedios? ¿Los motores de búsqueda, serán comunes (un motor - muchas bases de datos) o específicos (muchos motores - muchas bases de datos)? ¿Una única base de datos consolidada o las bases de datos actuales modificadas para poder acceder desde un único interface?

4. Papel de las bibliotecas integradas en la red. ¿Qué papel deben tener las bibliotecas que se integren en la red? ¿Es necesaria la especialización o esto favorece la fragmentación? En el caso de optar por la especialización ¿debe limitarse a la especialización temática o es conveniente desarrollar también una especialización funcional? ¿Es conveniente asignar el liderazgo a una biblioteca o se debe primar la participación de todas, aunque no cuenten con la cualificación suficiente?.

5. Definición de la imagen externa. ¿Cuál debe ser la imagen externa de la red? ¿Se debe primar la presencia corporativa o bien debe ser la suma de varias presencias individuales? El primer caso puede anular la especialización temática; la segunda puede desvirtuar los objetivos de la empresa. La presencia corporativa de una red de bibliotecas de museos ¿puede ser vista como una amenaza contra la presencia de los propios museos?

6. Normalización. Las bibliotecas que integran una red están obligadas a ser especialmente cuidadosa con todos los aspectos relativos a la normalización. Pero ¿qué ocurre cuando estos entran en conflicto con los usos de los propios museos? Los museos están mucho más atrasados que las bibliotecas en cuanto a normalización ¿deben las bibliotecas sacrificar los resultados alcanzados hasta ahora a favor de la mejor integración en sus propios museos? ¿Es mejor defender la propia normalización bibliotecaria aún a riego de entrar en conflicto con los museos a los que se pertenece? ¿Qué ocurre, por ejemplo, ante los problemas derivados del uso de diferentes sistemas terminológicos? ¿Cómo deben abordarse estos conflictos?

TÉCNICA DE DEBATE.

Para debatir estas cuestiones se propone utilizar la técnica Philips 6-6: grupos de seis personas debaten durante seis minutos las cuestiones. Es posible centrarse en una cuestión, parte de una, o más de una. También es posible -e incluso conveniente-, que haya más de un grupo debatiendo la misma cuestión; será muy interesante comparar los diferentes resultados que se alcancen.

Al cabo de seis minutos de discusión, se exponen los resultados y se vuelven a debatir en común. Una vez contrastados, se resumen las conclusiones que servirán de base para elaborar el documento final.

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Latest Revision: June 1, 1999 Copyright © 1995-2000
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